El paraíso de los amantes del buceo

21/10/2015

Las agradables temperaturas del agua en República Dominicana que van de 25°C a 29°C hacen que la isla sea el paraíso para aquellos que gustan de practicar snorkel y buceo sea la época del año que sea

Las agradables temperaturas del agua en República Dominicana que van de 25°C a 29°C hacen que la isla sea el paraíso para aquellos que gustan de practicar snorkel y buceo sea la época del año que sea. La visibilidad debajo del agua es, generalmente, el sueño de un fotógrafo submarino.

La mejor experiencia para unos pocos privilegiados será bucear con las ballenas jorobadas en el área de Silver Banks, cerca de la costa norte; los menos atrevidos pueden hacer inmersiones  en las colonias de corales, arrecifes, cañones, paredes naturales, cuevas y barcos hundidos, algunos reales que datan del siglo XVI, y otros artificiales.

Los expertos recomiendan bucear en las provincias de Puerto Plata, Espaillat y María Trinidad Sánchez, en Samaná, en la costa norte; y en Boca Chica, Juan Dolio y La Romana, en la costa sur. Y muchos más. Pero los reyes del mambo son sin duda estos dos: el naufragio del St. George y la cueva Padre Nuestro.

El St. George fue construido en Escocia en 1962 y sirvió durante más de veinte años para transportar trigo y cebada entre Noruega y América. Este transatlántico de 240 metros de eslora terminó sus días abandonado en el puerto de Santo Domingo. En 1999 fue hundido en la zona de La Romana – Bayahibe, con el fin de convertirlo en arrecife artificial y un lugar de buceo interesante. Y así ha sido. El St George alberga una gran cantidad de especies de fauna y flora, un cofre de acero en el fondo del mar con el mejor y más colorista de los tesoros. Barracudas, morenas, carites, meros y muchas otras especies nadan entre sus cubiertas y sus hélices, y se dejan contemplar como quien pasea por una rambla. Pero su riqueza no se queda en el exterior, ya que el interior, la sala de máquinas, el arco o las guinchas, se dejan explorar a través de dos aberturas laterales en el casco.

En cambio si eres un amante del buceo de roca, tu lugar es la cueva Padre Nuestro. En el Parque Nacional del Este hay un desafiante túnel de 290 m. de largo sólo para los más expertos y en buena forma física. La inmersión se inicia con una entrada por tierra, de la que destacan sus paredes de estalactitas y estalagmitas, distintas capas de rocas y formaciones de agua salada y agua dulce. Perderse en las historias de los años de formación de estas impresionantes construcciones naturales permite hacerse una idea de lo que se encontrará un poco más adelante. El paseo termina en unas cuerdas de seguridad que permitirán el descenso para empezar una inmersión de algo más de media hora que resultará difícilmente olvidable para nadie. Eso sí, siguiendo siempre las normas de seguridad de los guías y sin arriesgar más de lo necesario.

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